jueves, 1 de octubre de 2009

Corriente Socialista El Militante

La Corriente Socialista El Militante se solidariza con la lucha de los compañeros de Terrabusi/Kraft.

El conflicto de Terrabusi desnuda cómo funciona la "democracia" bajo el sistema capitalista. Pese a que el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, dispuso el reingreso de los 160 despedidos y el pago del 100% de los salarios a todos los trabajadores, la empresa no hizo ni una cosa ni la otra, Y NO PASÓ NADA. Ni el gobierno, ni tampoco ningún juez, intimaron a la policía a que se llevara presos a los directivos de Kraft-Terrabusi por violar las propias leyes que el sistema se da a sí mismo;  en cambio, no hubo que esforzarse mucho para encontrar un juez reaccionario que mandara a la policía a reprimir, golpear y detener a trabajadores que defienden el pan para sus familias y denuncian los abusos patronales.

No hay que dejarse engañar. La empresa Kraft-Terrabusi no actuó de manera impune por ser de capitales estadounidenses, sino porque son patrones, capitalistas. Hay que decirlo bien alto: la propia patronal argentina, la Unión Industrial Argentina, además de solidarizarse con sus hermanos de clase, los dueños yanquis de Kraft-Terrabusi,  exigió pública y reiteradamente el desalojo policial de la fábrica.

Ni el gobierno "nacional y popular" de Cristina Fernández, ni la burocracia sindical "peronista" de la CGT han permanecido neutrales en este conflicto. Vergonzosamente, han apoyado a quienes consideran los rectores naturales en esta sociedad: los patrones, los empresarios. En este caso, la multinacional Kraft Foods.

En las reuniones de negociación, todos ellos exigieron la cabeza de la Comisión Gremial Interna como paso previo para negociar la incorporación de los despedidos, porque estos compañeros eran de "extrema izquierda", según sus propias palabras. Una confesión expresa de que estamos ante un acontecimiento de carácter político y que hubo una confabulación de patrones, gobierno y burócratas sindicales para fabricar un conflicto con el fin de desembarazarse a una Comisión Gremial Interna que defiende a los trabajadores y no se vende. Es el mismo trasfondo que existe detrás del conflicto del Subte, y de los que hubo el año pasado en Sancor Rosario, la autopartista Dana, la textil Mafissa, o el Casino de Buenos Aires.

No hay comentarios:

Publicar un comentario